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jueves, septiembre 01, 2005

Bitácora de Viaje - Quinta Escala: Limbo

Sábado 30 de julio - 10:00am
Nos quedan pocas horas en Alemania. Caminamos hasta el correo y enviamos un par de postales. Los chicos quieren parar en la placita. Que aprovechen, entre iglesias y museos no les será posible jugar el resto del viaje.



Un grupo de turistas finlandeses nos pregunta, con señas, donde queda el supermercado. Les explicamos que no tenemos la menor idea, que tampoco somos de ahí. Parece que no nos entendieron, porque al rato los encontramos acarreando bolsitas de plástico con comestibles. Nos indican como llegar al mercado y paramos a comprar unas bananas.


Sábado 30 de julio - 3:30pm
Terminamos de almorzar, cargamos los bolsos al hombro y caminamos rumbo a la parada del tren que nos llevará a Karlsruhe. Allí esperamos pacientes el convoy con destino a Strasbourg.



Sábado 30 de julio - 8:00pm
Llegamos a Strasbourg. A cambiar de andén y seguir viaje.



Los chicos tienen ganas de comer, pero el tren a Port Bou (España) sale en 15 minutos. No hay tiempo para perder. No importa, los trenes de larga distancia vienen equipados con cuchetas y vagón restaurante. Una ventaja, porque nos esperan 12 horas en este dichoso trencito.

Sábado 30 de julio - 8:15pm
Cuánto hablan los franceses! Un choclo de 10 minutos para avisar que el tren está por salir. No entiendo una palabra, pero estoy recanchera en esto de los trenes. Sé de memoria lo que está diciendo.
Qué suerte! Ya estamos en marcha. Apenas aparezca el guarda, le pregunto donde queda el vagón que vende la comida y compro unos sanguchitos.



Sábado 30 de julio - 8:30pm
Los chicos insisten con la comida. Paciencia que ahí está el guarda. Mejor lo dejo hablar a Stephan, que es el políglota de la familia.

Stephan - "Monsieur... le restaurant?"
Guarda - "You are american, right?"
Stephan - "Oui!"
Guarda - "Se nota." (la traducción es mia) "Señor, se avisó antes de arrancar el tren que este ramal no tiene servicio de comidas. Por qué no prestó atención?"
Stephan - "Je ne parle pas francaise"
Guarda - "Too bad!"
Los chicos - "Nos vamos a morir de hambre!!!!"

Sábado 30 de julio - 8:52pm "La Ferrovía del Sur"
Nos detenemos en Colmar. Stephan decidió a aprovechar el alto para recorrer el andén en busca de una máquina dispensa-snacks. Con el billete de cinco euros tiene de sobra para tres paquetes de papitas fritas. Al momento de reanudar la marcha, regresa con la lengua afuera y las manos vacías: las máquinas solo aceptan monedas. Revisamos bolsos y bolsillos hasta juntar tres euros con 60 centavos. Los niños se ofrecen a recorrer los vagones cantando y bailando a cambio de una limosna. Empiezan a ensayar dos o tres canciones desde sus cuchetas. Mientras tanto, Stephan cambia impresiones con el azorado turista que ocupa la cabina de al lado, un hombre que tampoco entiende francés y por ende, tan famélico como nosotros.




Sábado 30 de julio - 9:28pm
No anochece nunca, el ruido de los rieles sobre las vías dilata la hambruna hasta las náuseas. Me acuerdo de las bananas guardadas en la mochila. Se acrencentan las náuseas de mis compañeros de cabina: están tan aplastadas que dan asco. Parece una suerte, el tren se detiene en Mulhouse Ville. Pero Stephan no alcanza a bajar. Tendrá que esperar a la siguiente estación.


Sábado 30 de julio - 10:10pm
Otra vez la marcha disminuye y Stephan vuelve a intentar. Esta es una parada importante de casi 10 minutos. Regresa con un único paquete de algo parecido a los palitos de queso. No tuvo tiempo para accionar la máquina una segunda vez. Cerramos la cabina con llave para no atraer la atención de los demás pasajeros. Me encargo de repartir equitativamente el contenido de la bolsita. Aparte de esas mínimas salidas, era tan poco lo que podía hacerse, que contar los chizitos uno por uno fue suficiente diversión hasta la próxima estación.



Sábado 30 de julio - 10:24pm
Estamos en Montbeliard. Los chicos aún no se han saciado, pero temen perder al padre en la arriesgada hazaña de buscar alimento no perecedero. Lo convencen de esperar hasta Besancon-Viotte, que según los rumores de los vagones vecinos tiene las máquinas autómaticas mejor provistas de Francia.

Sábado 30 de julio - 23:22pm
Llegamos a Besancon-Viotte. Stephan corre. Es la última parada hasta las 5 de la mañana en que nos detendremos en Nimes, con suerte, dormidos. Percibimos el meneo del coche y no hay señales de Stephan. "Nisiquiera le dí un beso!" dice Lucía. Mis hijos abren la ventanilla y gritan "We love you, Dad!". "Menos mal que los pasajes y los pasaportes los tengo yo en la cartera", pienso en vos alta. Minutos más tarde, se abre la puerta. Aparece nuestro héroe, sudoroso y con una bolsa de papas fritas con gusto a BBQ. Los chicos se turnan para abrazarlo. Durante el jolgorio, Clarissa aprovecha a robarse dos papas más de las que le corresponden.



Domingo 31 de julio - 6:53am
Me despierto en la parada de Narbonne. Ya falta poco. Ronquidos provenientes de las cuchetas superiores me indican que los chicos duermen como troncos. En los pasillos se empieza a escuchar el murmullo de los madrugadores que hacen fila en la puerta de los lavabos para asearse antes de descender. Prefiero espiar por la ventanilla, corriendo apenas la cortina y ver pasar las estaciones, cada vez más frecuentes. Perpignan. Elne. Argeles-sur-Mer. Colliure. Port Vendres Ville. Banyuls-sur-Mer. Cerbere. Port Bou.