La Baldosa Rosita

No sé si han notado que últimamente estoy depurando de a poco el estilo del No Blog para elevar su nivel intelectual. Voy interiorizándome en temas históricos, teológicos, arqueológicos y extraterrestres con el fín de conjeturar el futuro de la humanidad en base a los hechos acaecidos en los últimos 30 millones de años. Un esfuerzo futilísimo, ciertamente, pero como tiempo me sobra y el History Channel viene incluído con el cable básico, veo en promedio 9 horas diarias, me siento más instruída y justifico la cuota exorbitante.

Sin ir más lejos, ayer por la mañana pasaron "Los Reyes: De Babilonia a Baghdad". Parece ser que durante la época de Sargón de Acad tampoco encontraron armas de destrucción masiva. Cuestión de interpretación. No es lo mismo tratar de destruir una población de 500 asirios que 300 millones de norteamericanos. Igual no les resultó.

Durante las dos horas de programación me perdí un poco con tanto Hammurabi, Peshgaldaramash, Shagarakti-Shuriash y más reyes innombrables de otras 10 dinastías. Y la verdad sea dicha, pasados 25 minutos trato de aprender por ósmosis mientras me dedico a tareas menos babilónicas (léase hacer las camas y limpiar muebles y pisos).

Pero un detalle me hizo tirar la escoba: parece ser que un nabo (Nabucodonosor?, Nabonassar?, Nabopolasar?) desentrañó el significado de un trozo de tableta de arcilla, con símbolos cuneiformes, llena de vaticinios para el futuro. Por mucho tiempo estuvieron convencidos que la piedra pronosticaba "el renacimiento del imperio dentro de 70 años" hasta que se dieron cuenta que la estaban leyendo patas pa'rriba. Un giro de 180° y el "70" se convertía en "11" y las cuñas traducidas como "el renacimiento del imperio dentro de años" volvían a ser carnada para la imaginación de otros criptógrafos.

¿Podría ser que lo que hoy creemos saber, revelado de la escritura arcaica, no sea más que la alucinación conjunta de equivalentes de Bart en cada época pasada? La tanda comercial de teléfonos celulares me dió la respuesta: Sí.

En la propaganda se desenvuelve la siguiente conversación (las aclaraciones son los subtítulos):

Madre "BEEEEETHYYYYY!!!!"
Hija "Q Q?" (qué querés)
Madre "Qué veas la factura de teléfono, eso quiero"
Hija "P D C E E P!" (por dios, cual es el problema?)
Madre "50 mensajes instantáneos por día, ese es el problema! A quien se los mandás?"
Hija "Q S Y! M M A P T L V Jill?" (que se yo! Mi mejor amiga para toda la vida Jill?)
Madre "Decile a tu M A P T L V que te saqué el celular"
Hija "E S D I" (esto es demasiado injusto)
Madre "Que yo tenga que pagar la factura es S D... N... I... K!

Es sabido que los mensajeadores instantáneos menores de 30 años no pierden tiempo en palabras enteras, hablan en siglas y abreviaturas. ¿Qué pasaría entonces si en 4000 años un arqueólogo del futuro encontrara un teléfono celular, con batería cargada y accediera a algunos de esos mensajes instantáneos? El sentido común nos dice que si el tipo quiere pasar a la posteridad, no invertirá 15 años de su vida para llegar a la traducción correcta de "QAN2 M AQERDE T QNTO. avcs TOY + :D Q TDO L MNDO. LOL", sinó que interpretará una profesía: "El fin del mundo llegará cuando el Planeta Toy (antiguo nombre de Saturno) se desplace de su órbita 50 radianes al oeste de QAN2 (algún asteroide que todavía no se descubrió) a mil años de desaparecida la disnatia Amonaq Erdet". Algo en esa línea filosófica.

Es triste inferir que la Piedra de Rosetta ha perdido su encanto, pero realmente, Andrómedo con su estudio florido vendado a lo faraón, no tiene nada que envidiarle a Champollion!