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es mi manera burda de compartir algunas fotos...

domingo, septiembre 05, 2004

Les presento a Julita, mi ahijada






La conocí a los 9 meses, en mi primer viaje a Saenz Peña, Provincia de Chaco, donde los padres la tenían bien escondida.
Era una beba preciosa, de cachetes redondeados que no podías parar de pellizcar. Y siempre sonriente.





Ginger se peleó con el arzobispado para que pudiese ser yo la madrina, no por el tema del ateísmo, que lo mantuvimos perfectamente oculto. En esos lares los bautismos se celebran una vez al año, o algo parecido.



Tanto, pero tanto despelote armó Ginger, que al final accedieron. Depués de 15 años sin pisar una iglesia, allí nos encontrabamos: Ginger peleada con el cura, la madrina hereje y mi futuro marido alemán sacando chiquicientas fotos, como de costumbre.



No nos excomulgaron, pero el castigo de Dios llegó por otro lado.
Nos envió tres días de tormentas electricas, sin luz (ni aire acondicionado o ventilador), sin agua potable e inundados hasta las rodillas.



La mañana que fuimos a comprar los pasajes de regreso a Resistencia, caminamos 15 cuadras en el agua hasta la estación.
Mi novio, que era muy vivo, se sacó las zapatillas para no estropearlas y terminó clavándose un vidrio en el pie. La estación, como todos los días de lluvia, estaba cerrada. Transladaban la boletería al centro comercial, justito a la vuelta de la casa de Ginger. De regreso, encontramos a mi primo, el papá de Julita, que se había quedado varado en medio metro de agua cuando nos venía a buscar con la camioneta…



Cuando por fin llegamos al lugar donde vendían los pasajes, quedaba solamente uno y el próximo micro salía en una semana. “Viajo parado” dijo mi peor es nada. Y así lo hizo. En el medio del trayecto, ya cansado, se arrodilló en el pasillo del autobús y me ofreció matrimonio. En menos de 24 horas estábamos casándonos en Puerto Iguazú, pero ese es tema para otro post…




Hablaba de mi ahijada y les decía que ya tiene 13 años. Lejos quedó la beba regordeta de aquella vez. Esta mañana, sin ir más lejos, chateábamos en el MSN. Cuando le pregunté “¿Qué planeás hacer hoy que es domingo?” me respondío muy suelta “Nada importante… Hoy me tengo que convertir en MUJER!”. Así textual y con mayúsculas.



No vió que me caí de la silla, porque tengo la cámara desconectada.
Con miedo y casi sin respirar le pregunté a que se refería. Parece ser que se depilaría las piernas con un aparato milagroso que Ginger ganó en una rifa. ¡Menos mal!



Que yo para moderna, no le llego a Romu ni a los tobillos…