Historias de Cronopios y Musas
Todos conocen la historia de Apolo, el más hermoso de los Dioses mitológicos. Apolo tenia un palacio y en el palacio un harén. Para disimular (o hacerse el importante) le dió a cada concubina un don y las llamó Musas.
Las Musas eran todas hermanas e hijas de Mnemosyne. Júpiter, el padre de todos. Apolo se hacía el lindo mientras las Musas se encargaban de mantener la fama del palacio. Su trabajo era entregar a los mortales algún don para que entretuviesen su alma.
Por muchos años las Musas fueron nueve, a saber:
Clio, Musa de la Historia. Inspiraba a los mortales a cometer acciones heroicas y anotaba sus nombres en un papelito para no olvidarse.
Euterpe, Musa de la Música. Tocaba la flauta (con más agujeros que la de Bartolo) y otros instrumentos de viento.
Thalía, Musa de la Poesía Pastoral y la Comedia. Inspiradora de las rimas de mi amigo Toro.
Melpómene, Musa de la Tragedia. ¡Qué trabajo, pobrecita!
Terpsícore, Musa del Baile. Responsable de la popularidad de las cumbias villeras.
Erato, Musa de la Poesía Lírica. Así la bautizaron por llevar la lira bajo el brazo. Cuando comenzaba a tocar, la llamaban Somnífero.
Poliminia, Musa de la Mímica. Le costaba hacerse escuchar.
Caliope, Musa de la Poesía Épica y Heroica. Le debe la carrera a su hermana Clío.
Urania, Musa de la Astronomía. Solitaria como pocas, con ese nombre nadie se le acercaba.
Los tiempos han cambiado debido a la evolución del planeta y la explosión demográfica. Hoy los mortales se dedican menos a la poesía pastoral o lírica que a estar sentados en sus PC haciendo amigos alrededor del globo. Hablan con sus vecinos sin moverse de la silla...
Humildemente me presento: Soy Pato, la décima, Musa del Chat y Relaciones Humanas de Internet.
Poseo el don de la evolución del lenguaje a una vorágine de caracteres, muchas veces ininteligibles, que se disparan simultáneamente desde millones de teclados.
Otorgo a los mortales modernos el uso indiscriminado de emoticones.
No me agradezcan, es mi tarea.
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