Bitácora de Viaje - Cuarta Escala: Alemania

Miércoles 27 de julio.
Nos levantamos temprano y tras un corto trayecto en tranvía, nuevamente nos encontramos en un tren, el ICE (intercity express).



Una maravilla el ICE. ¿Qué dice el conductor por el alto parlante? Parece que por desperfectos técnicos imprevistos (hay de alguna otra clase?) hay que cambiar de vagón en vaya a saber uno que estación!



Igual llegamos sin demoras a destino. Menos mal! 9 años esperando reencontrarme con Claudia (amiga de la infancia, compañera de mi luna de miel), mi entusiasmo no soporta atrasos innecesarios.


Esta foto es de la época en que la cámara digital no existía ni en la imaginación de Julio Verne.



Ésta, en que las cámaras son tan chicas que ni te dás cuenta de que te están fotografiando.



Y acá están nuestras respectivas hijas, con la misma edad que tenían las madres en la primera foto.


Después de ponernos al día con los chismes atrasados, hacemos un reconocimiento de Gernsbach, el lugar pintoresco donde vive Claudia con su familia.




Ahora, más relajados, nos sentamos a estudiar opciones para un cambio obligado de planes. Manejar hasta el sur de España con la minivan de Manuel, no será posible. Se rompió el eje y nos quedamos sin transporte, tanto internacional como local. Adiós conocer los magníficos castillos alemanes!

Jueves 28 de julio.
Toda desgracia viene con suerte. La desgracia: nos tocaron unos días de calor para morirse. La suerte: Gernsbach tiene la mejor pileta comunitaria del planeta. Gracias a la descompostura del auto, tuvimos el placer de conocer este refrescante oasis escondido en el medio de la Selva Negra (o por lo menos en el medio de un parque al costado de la ciudad)




Hasta hoy, las únicas piletas de acero inoxidable que conocía estaban en las cocinas de algunas casas. ¡Qué idea espectacular! Máxime cuando viene de fábrica con jets de hidromasaje, duchas, cascada, burbujitas que te hacen cosquillas en los pies y un tobogán tan divertidísimo, que hasta el bañero tuvo que advertirme "Si se tira una vez más de cabeza la retiro de la piscina, señora" (en alemán, por supuesto. Adiviné sus palabras por la cara de no estar para bromas y el dedo señalándome con gravedad). Eso sí, de que nos tiremos haciendo "colaless" (para disminuir el roce y aumentar la velocidad) los bañeros no se quejan.

(acá iba a incluir un videíto muy simpático de nuestra acción en el tobogán, pero están agrandando los servers del host que uso y no puedo subir nada hasta próximo aviso...)

Hay también suficiente espacio para dormir la siesta bajo la sombra de un árbol, hacerse la estrella de Hollywood y por supuesto, nadar.

Viernes 29 de julio.
Otro día de calor. Por la mañana finalizamos los arreglos para continuar el viaje. Por la tarde, volvimos a disfrutar de la pile. Empezó a relampaguear. Por la rapidez con que la gente del lugar levantó campamento, la voz en los altoparlantes debe estar advirtiendo sobre la posibilidad de electrocutación. Una pequeña desventaja de las piletas metálicas.

Qué lindo caminar bajo la lluvia! Arribamos mojados pero contentos, dispuestos a pasar la velada en casa y preparando los bolsos para la partida del día siguiente.

Bitácora de Viaje - Tercera Escala: Holanda (Ultima Parte)

Miércoles 27 de julio (madrugada).

Son las 2 de la mañana. En pocas horas partimos hacia Alemania. El reencuentro de Stephan con sus familiares ha sido impactante. A algunos no veía desde que se mudó a USA a los 7 años (¡hace 38!) a otros, desde el funeral de la abuela paterna, 20 años atrás. A la mayoría, hijos y nietos de sus primos, desconocía por completo. El por qué de ese distanciamiento es demasiado complicado para explicar en este No Blog...
Nos vamos con un mar de recuerdos felices y la tristeza de partir tan pronto, cuando apenas empezabamos a conocernos.












(haciendo click sobre las fotos, se pueden ver más grandes)

Bitácora de Viaje - Tercera Escala: Holanda (Segunda Parte)

UPDATE!

Duda, lo prometido es deuda...

Domingo 24 de julio.
No hay caso. En cualquier parte del mundo soy siempre la primera en despertarme. Aprovecho y voy a contemplar el paisaje desde la puerta de calle.




Para hoy tenemos planeado comer, comer y comer. Es que nos han invitado a desayunar, almorzar y cenar. Ni que nos vieran desnutridos... Igual me preparo un cafecito con alguna cosita antes de salir. Por si las moscas.




Lunes 25 de julio.
Llueve. A cántaros. Lindo día para recorrer los canales en bote. Para variar, comiendo.





EL diluvio continúa. Mejor nos metemos en algún museo así no nos ensuciamos las zapatillas. Un cacho de curtura no les viene mal a nadies.





La cultura deberá quedar para otro momento. Hoy nos codeamos con la realeza y otra princesa; grandes deportistas, espías famosos y políticos vergonzosos. No podían faltar las estrellas de Hollywood, algunas peores que otras. Y con este señor amable que me sostuvo la cartera.

Martes 26 de julio.
Hoy sí, a recorrer museos. Previo desayuno suculento en el Brasserie Van Gogh, claro.






Tanta gente ahí embobada frente a un cuadrito. Bueno, más bien cuadrazo. 3,63m x 4,37m para ser exactos. ¡Ni que fuera un Rembrandt! Por las dudas que sea famoso o algo, le voy a pedir a Stephan que me saque una foto. De espaldas, así parezco una erudita.



En el museo Van Gogh son más egoístas que en el Rijksmuseum: no dejan sacar fotos. ¡Sonamos! Nadie me va a creer que estuve a 10cm de Los Catorce Girasoles en un Jarrón. Al menos te dejan grabar un videíto para emailear a los conocidos desde el hall de entrada...


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Nos dijeron que no podemos dejar Amsterdam, sin visitar la Iglesia Vieja. La verdad no entiendo la necesidad de construir una nueva en otro lado...

Bitácora de Viaje - Tercera Escala: Holanda (Primera Parte)

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Viernes 22 de julio.

Casi las 10 de la noche. Recién comienza a oscurecer en Amsterdam, la bicicletería más grande del planeta. Filas y pilas de bicicletas por doquier. ¿Cómo harán para acordarse adónde la dejaron estacionada? Esta gente pedalea que da calambre ¿No tienen miedo de pegarse un porrazo y llenarse de moretones?


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Por fin veo algunos autitos y comprendo: en bicicleta se viaja mucho más cómodo.




Sábado 23 de julio.
Stephan tiene la costumbre americana de usar todos los enchufes. No quiere entender que es peligroso andar recargando las pilas de la cámara digital, la batería de la laptop, la del celular, los anteojos y la plancha, mientras mira tele en la misma habitación. Va a causar un incendio este hombre. Aparte necesito el transformador para secarme el pelo. Uia! el tomacorriente del baño no funciona. Lo uso en la pieza y de paso veo CNN. ¿Y este humito? (chispazo, puteada, apagón) Oops! Me olvidé de correr la palanquita a 220. Sobreviví gracias al disyuntor. Igual tengo los días contados: le volé el transformador a Stephan y con eso no se juega.

La madrina de Stephan nos invita a almorzar. Por ser ex-esposa del hermano del padre de mi marido (señor que nos hospeda), su nuevo cónyugue (el de la señora) nos pasa a buscar a 3 cuadras de la casa para evitar roces. Hasta en Holanda se cuecen habas. Más tarde, Hauw, el mayor de los primos nos lleva de recorrida.





Los chicos no pueden disimular su orígen hollywoodense, actuando como si estuvieran hartos de los papparazzi.



Terminamos el día de fiesta, en el cumple de la nieta del primo Hauw.


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No piensen que me olvidé de ustedes. En la fábrica de zuecos aproveché a comprar souvenirs. ¡Pasen y elijan que hay para todos!

Bitácora de Viaje - Segunda Escala: Bélgica

Viernes 22 de julio.
Nos levantamos temprano. Tomaremos el primer tren de Bracknell a Waterloo, donde nos espera el Eurostar a Bruselas.



Eurostar de aquí, Eurostar de allá. Eurostar, Eurostar, Eurostar... Seguro que el Roca, desde que lo electrificaron, no tiene nada que envidiar. Exceptuando el viajar sentado y bajar con la billetera todavía en tu poder.



Qué emoción, estamos en Bruselas! No sé nada de Bruselas. Bueno, sé que Cortázar nació por ahí. Si hasta busqué la dirección en internet y me enteré que inauguraron un busto en la puerta y todo. Tengo las indicaciones de como llegar bien guardadas en un papelito dentro del bolso, no sea cosa de perderlas. Dejamos los bultos en un locker y salimos a la calle.



Conseguimos un plano de la ciudad. Para que lado agarrar? Para cualquiera, si total no conocemos nada. La cuestión es alejarse de la estación y encontrar el centro, a Cortázar lo visitamos después de almorzar. Qué comerá esta gente? El menú parece normal y la presentación del plato también. Igual seguro que le ponen algo raro. Mejor dejo que Clarissa pruebe primero.



Dónde dejé el papelito? Uh! Qué tarada! Me olvidé de sacarlo del bolso. Me acuerdo que era en Ixelles, el nombre de la calle sonaba medio a "Pepe Le Pew". Es una macana, todas las calles suenan a Pepelepiú... Tengo que encontrar un cyber. El mozo nos dijo que hay uno acá derechito, dos cuadras. No tiene idea donde queda Ixelles ni quién es Cortázar. Un bruto, pobre. No entiendo. Caminamos derecho, derecho y terminamos en el mismo lugar. Es una joda! A ver si el tipo de ese localcito es más ubicado. Qué lindas postales! Dónde queda esto? (le muestro la foto al hombre y señalo con el dedo unos edificios impresionantes). Por cómo mueve las manos me parece que es acá a la vuelta. Podrá ser?



Era nomás. Bruselas es igualito a Buenos Aires. En miniatura, claro. Acá parece todo más apretadito. Pero de golpe doblás la esquina y te encontras con tremendas construcciones góticas. Cierto, de eso no iba a hablar. Ahí viene Stephan con otra postal. Qué habrá encontrado? Un querubín pishando? Qué Manneken Pis ni que ocho cuartos! Encontrame la postal de un cyber por favor!





Stephan tiene suerte. Justito al lado de la fuente había un kiosko con 2 PC´s. Ya está, tengo la dirección: 116 Avenue Louis Lepoutre, Ixelles or Elsene. Taxi!




"Apenas él le amalaba el noema, ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes."

Julio Cortázar - Rayuela

Ya está. Tarea cumplida. Corramos a la estación o perdemos el tren a Amsterdam.

Bitácora de Viaje - Primera Escala: Inglaterra

Hola amigos! Regresé. Y traigo historias y más de 17,000 (sí, diecisietemil!) fotos y videos para compartir.

No se asusten que también aborrezco a los que utilizan las vacaciones para aburrir parientes y amigos con comentarios obvios cómo "No te imaginás lo alta que es la Torre Eiffel!", "No tenés idea que chiquita es la Mona Lisa!" o "No sabés la cantidad de puentes que cruzan el Támesis!".

Así que edité mis notas para que no se note tanto la cara de turista boquiabierta y con ojos de asombro con la que recorrí Europa.



Martes 19 de julio.
Llegamos a Heatrow trás once horas de vuelo sin percances. Si es que a elegir entre 400 horas de posible entretenimiento entre films y series de televisión no es percance. La lista muestra películas que ya ví o no tengo intención de ver. Un dilema. Ma sí! testeo todas, que para algo está el fast forward. Igual los audífonos esos que te dán no funcionan del lado izquierdo. Cuando vuelva a casa mando una carta de queja a la aerolínea. Aunque primero debería consultar a un audiológo, con el teléfono me pasa lo mismo.

Reencontrados con nuestros bolsos, ahora cargados al hombro, recorremos los pasillos del aeropuerto con los brazos en alto, trayendo los zapatos en la mano derecha y el pasaporte, partida de nacimiento, radiografía toráxica, certificado de buena conducta y la rendición de impuestos de los últimos 5 años en la otra. Igual que cuando vamos al supermercado en Los Angeles. Pero acá parece que no hace falta. Nos muestran la salida a la calle sin demoras.

Previo abandono del aeropuerto, tomamos un café y llamo a papá para desearle feliz cumpleaños.




Miércoles 20 de julio.
Visitamos Londres, todas esas cosas que tiene Londres para visitar. Desembolsamos 63 Libras Esterlinas en los "London Dungeons", un lugar oscuro, húmedo, sangriento, con calor asfixiante y olor nauseabundo. Seguro que esta noche tengo pesadillas. Si sabía, me tomaba el subte que es más o menos lo mismo pero mucho más barato.




Jueves 21 de julio.
Hoy nos tocó Windsor. Acá tampoco hay detector de metales y eso que está la banderita en la torre indicando que alguno de la realeza se encuentra en la casa. La única seguridad son esos muchachos vestidos de rojo, que gastan el piso dando 25 pasos de un lado al otro, 7 veces cada 10 minutos y rodeados de turistas. Si ponen una bomba, seguro que ni se enteran, tan concentrados en el conteo que están. Por suerte nosotros tampoco nos enteramos, hasta que llegamos a casa y vimos el noticiero. O casi. Nos perdimos los detalles y acá en lugar de repetirlos hasta las náuseas, siguen con "Big Brother", que debe tener más rating.