ESTO NO ES UN BLOG!!!

es mi manera burda de compartir algunas fotos...

martes, noviembre 30, 2004

Cuando se empieza a extrañar el terruño...

Mucho tiempo estuve convencida que no hay nada peor que un argentino nostálgico, lejos de su tierra: siempre glorificando las bondades de su patria, ese país perfecto y paradisíaco; siempre comparando sus mujeres, su comida, sus calles con las de “inferior” calidad de la nueva tierra; siempre alienando interlocutores que no encuentran respuesta a una simple pregunta, ¿qué hacés acá, entonces?



Hay cosas peores. Por ejemplo, 130 argentinos nostálgicos, lejos de su tierra y ¡tratando de organizar una asociación de profesionales!



Ya ni recuerdo cómo me llegó la noticia. Alguien había conseguido el auditorio de la UCLA para la reunión y aunque no sabía bien cual era el propósito, la promesa de café y masitas con compatriotas autodesterrados, no era para andar desperdiciando.



Entré a la sala y me sentí inmediatamente transportada a un clima familiar. ¡Qué bochinche! Aún faltando la mitad de la concurrencia, los decibeles alcanzaban niveles insalubres. Por suerte un hombre de traje azul, posiblemente el organizador, tenía un micrófono y de a poco consiguió que nos fuéramos acomodando en los asientos provistos y prestáramos atención:



-Buenas noches, damas y caballeros. Estamos aquí reunidos para organizar la primera asociación de profesionales argentinos en Los Angeles.- dijo sonriendo, entre los aplausos de la concurrencia.- Antes de comenzar, es importante que entre todos elijamos un nombre propicio para esta agrupación.




Cuarenta y cinco minutos más tarde, tras acaloradas discusiones, nos pusimos de acuerdo: Asociación de Profesionales Argentinos. Todo un logro.



El paso siguiente fue elegir una comisión directiva. Por antojo de otro argentino chistoso, sería un triunvirato. Optamos proponer candidatos entre los presentes y llevarlos a votación. Una idea excelente, si se omite el echo de que no nos conocíamos entre nosotros y la única forma de ser nombrado era proponerse voluntariamente. Allí se armó un pequeño revuelo, con gente escondiéndose debajo de las sillas, detrás de columnas y cortinados o silbando con la mirada perdida como quien no quiere la cosa.




De milagro conseguimos cuatro valientes. Entonces nos quedó la tarea de eliminar uno. Empezaron los cuchicheos. Gente tratando de averiguar información, o recitando entre dientes ta, te, ti, suerte para mi... No faltó el buen intencionado ¿Y por qué no los dejamos a los cuatro?, total... Seguido por un enfático ¡Porque no!Los triunviratos son de tres, boludo, de TRES!!!



El resto de la velada fue más o menos así:



-¿Hay que ser argentino para pertenecer a la asociación?

-¡No, Coreano tenés que ser! ¡Qué pregunta! El nombre lo dice clarito: Asociación de Profesionales ARGENTINOS.

-¡Bueno, no es para ofuscarse! Mi esposo es uruguayo. Estoy segura que le gustaría pertenecer...

-Si, claro que si. Los uruguayos son como argentinos.

-Mi novio es peruano...

-¿Y mejicanos? Si ella trae al esposo, ¡yo quiero traer a mi mujer!

-¿Y si dejamos que se asocie cualquiera de habla hispana?

-Pero entonces le tendríamos que cambiar el nombre...

-¡NO! El nombre queda. La asociación es argentina y aceptamos a otros latinos en un gesto de hermandad.

-Miren, no quiero armar kilombo, pero si empiezan a aceptar a los hispanohablantes, van a tener que aceptar de otras lenguas, sinó sería discriminación...

-¿Y qué profesión hay que tener?

-Eso, aclaren que se entiende por profesión, che! Que hay profesiones y profesiones...

-Es fácil, profesional es todo aquél que tenga un título.

-¡Inaudito! Yo trabajo en periódicos desde hace 40 años y no tengo ningún título ¿Soy por eso menos profesional? ¡Me levanto y me voy!

-Sientesé hombre, que nadie le va a pedir los papeles.

-¡Yo me maté estudiando! El título lo muestro todo lo que quiero.

-Yo hago moción para que se acepten profesionales sin título. Y no lo digo por mí, que si vamos a hablar de títulos, tengo dos...

-¡Andá a mandarte la parte a otro lado!

-Está bien, que se asocie todo aquel que tenga trabajo y listo.

-¡No es justo! Yo hace 3 meses que llegué, soy ingeniero y todavía estoy buscando laburo.

-¿Y cómo nos asociamos?

-Bueno, vamos a imponer una cuota de U$10 mensuales...

-¿Cómo?¿Hay que pagar?

-¿Y si ponemos dos categorías? Una de socios asociados y la otra, de socios sin asociar.

-¿Nada más que estupideces hablan acá?

-No seas desconsiderada, ¡hay gente que no puede pagar la cuota!

-¿Y cual sería la ventaja de asociarse, eh?

-A los socios, les damos una empanada más en las tertulias.

-Con U$10 me compro una docena y no me tengo que juntar con infradotados.

-¡Damas y caballeros!!!! Vayan redondeando que acá el señor de la universidad nos pide que devolvamos el salón...



Redondeando: se decidió que para pertenecer a APA, no se necesitaba ser argentino, ni profesional, ni asociarse. Todos contentos.



Sí, adivinaron. Me uní al grupo. Acudí a las reuniones. Conocí mucha gente piola y me hice de amigos. Hasta edité el boletín mensual durante el primer año.
Pero como siempre, esa es otra historia...

jueves, noviembre 25, 2004

Thanksgiving





Había una vez una America de Norte llena de indios y libre de colonizadores. Pero eso cambió en 1620 con la llegada del Mayflower a New England.



Los Pilgrims eran un grupo de puritanos que decidieron separarse de la Iglesia Inglesa, por no estar de acuerdo con el producto de la reforma religiosa. Cansados de ser perseguidos, se tomaron el barco y se mudaron a America para poder estudiar tranquilos la Biblia. Eso más o menos cuenta la historia.



La leyenda dice que el primer invierno en el nuevo territorio fue devastador. Los Pilgrims perdieron 46 de las 102 vidas que navegaron en el Mayflower. Pero la primera cosecha de 1621 fue generosa, por lo que los miembros restantes de la colonia decidieron celebrar con un gran banquete. Invitaron también a los 91 nativos del lugar, reconociendo que sin su ayuda no hubiesen logrado sobrevivir ese año.



Las festividades duraron tres días. Compartieron exquisiteces tales como patos y gansos salvajes, carne de venado, moras, pescado, maiz, calabazas y ciruelas. Pero no hubo ni pan ni productos lácteos; no tenían ganado doméstico y las raciones de harina se habían agotado tiempo atrás.



La tradición es que en el cuarto jueves del mes de noviembre de cada año, la familia se reúna y compartan un banquete de semejante magnitud. Es también la oportunidad para dar las gracias a quienes nos rodean y reconocer que su ayuda, su respaldo, su cariño, han sido en parte responsables de un año más de supervivencia.



Como vengo atrasada, mis gracias van a cubrir un período mayor, tengan paciencia...



Quiero agradecer a mi esposo y mejor amigo, Stephan, por ser el compañero ideal y un padre excepcional. Por aguantarme en las buenas y en las malas. Por darme dos hijos maravillosos y un hogar en el que nunca falta el amor o una palabra de aliento. ¡Gracias, Stephan, por los últimos 14 años de felicidad. ¡Te amo!



Quiero agradecer a mis hijos, Jonathan y Clarissa, por ser todo lo que una madre orgullosa puede esperar, y mucho más. Por colmar mis días con sus risas y travesuras. Por ser capaces de un amor sin límites y haberme dado la oportunidad de sentir el milagro de la vida desde mis propias entrañas. Se los digo constantemente, pero no me canso, ¡Los Amo!



Quiero agradecer a mis padres, por haber sido siempre justos. Por haber formado un familia, que de a ratos habrá tenido carencias materiales, pero a la que nunca le faltaron los lazos firmes que solo el tremendo amor y respeto de los unos por los otros puede lograr. Una familia a la que nunca cambiaría! A vos papá te agradezco, por haberme pasado los genes de humorista y bufona. A vos mamá, por mantener siempre la cordura y tu paciencia envidiable. No se los digo tan seguido como debiera, ¡No saben cuanto los amo!



Quiero agradecer a mi hermano, Gabriel, compañero de diabluras en la infancia, por tener el corazón más grande que una casa. Cuando hablo de "hermano" siempre a vos me refiero. Nos peleamos de chicos a lo loco, pero por suerte maduramos y recuperamos muchas cosas. Gracias por aguantar años de gastadas de hermana mayor. Gracias por tener el coraje de subir al auto conmigo para enseñarme a manejar... ¿Te lo dije alguna vez? ¡Te quiero un montonazo!
Gracias también por encontrar a Julia, la cuñada perfecta, con la que puedo charlar por horas sin cansarme. Gracias Julia por quererlo tanto a Gaby. Gracias a los dos por recibirmos en su casa, siempre, en forma incondicional y con los brazos abiertos. Y especialmente gracias, por haber cambiado sus planes a último momento y elegir Los Angeles como destino de su luna de miel, para compartir conmigo el nacimiento de Jonathan. ¡Los Adoro!



Quiero agradecer a mi otro hermano, Beto, por haberme regalado las mejores vacaciones de mi vida. Por ser como sos, desinteresado y lleno de cariño. Cuando éramos chicos nos separaban muchos años y ahora que los años no importan tanto, nos separa la distancia. Pero quiero que sepas que siempre me sentí y me siento, orgullosa de tus logros. Y no tenés idea de como lamento no haber podido acompañarte en tus momentos difíciles. ¡Nunca te olvides lo mucho que te quiero!



Quiero agradecer a mi hermana, Adriana, por haberme sido mi confidente cuando decidí dejar la casa de mis padres para ir a vivir sola. Como le dije a Beto, nos separaban entonces muchos años y nunca comprendí el peso que ponía sobre tus pequeños hombros. Quiero agradecer a Rubén por hacerte feliz, y a los dos por brindarme la oportunidad de ser tía con un sobrino tan preciado como Nacho. Quiero agradecer a Nacho por ser tan dulce y por la fortaleza que demuestra con tan pocos años. ¡Los quiero a los tres!



Quiero agradecer a Verito, por haber ingresado en mi vida blogueril y darme la oportunidad de conocer a la hermana que escondí tantos años con un recuerdo de niñez. Es que siempre te quise como a una hija, Vero. Para mí seguías siendo esa nena de ocho años, con el tapadito de lana rosado, que yo misma te tejí, despidiéndome en el aeropuerto. Gracias por demostrarme que ya sos una mujer. Gracias por estar acá, por acompañarme en las chifladuras y por ayudarme a encontrar un tiempo que ni sabía perdido. ¡Te quiero con locura, nena. Y no quiero perderte!



Quiero agradecer a Elina, Bucky, Gonzalo y Julita, por haber ofrecido su casa como lugar de reunión la última Navidad que pasé en Buenos Aires. Significó muchísimo para mí poder instalarme en la cocina y preparar el menú como si fuese mi casa. Gracias por permitirme agasajar a la familia de la misma manera que lo haría si pudiera traerlos a todos acá. Fue una ocasión inolvidable. Y no puedo dejar de agradecerte, Elina, el haberme mandado el link a la casa de Mirta. Gracias por ser parte de mi mundo. ¡Los quiero, chicos!



Quiero agradecer a Tia Dora, por haberme hospedado en su casa de Resistencia, el verano del año que nació Verito. Gracias por las charlas mientras tomábamos sol en la pileta del Club Regatas. Gracias por haberle dado a mamá un descanso, de mis caprichos de adolescente, en su último mes de embarazo. ¡Te quiero mucho, madrina!



Quiero agradecer, para finalizar, a todos los amigos, conocidos y lectores, por venir de visita desde tantos lugares del mundo y dejar muestras de su aprecio. Aunque muchos se quejen de que "bloguear a arruinado sus vidas", a mí me han pasado cosas buenas. Encontré personas con las que tengo mucho en común y con las que no nos hubieramos cruzado de otra manera, debido a la distancia física o en edad que nos separa.



Y sobre todo quiero agradecer de que rían de las historias absurdas que les cuento. Hoy hice una excepción, porque la fecha lo amerita. Pero el post que viene vuelvo a la normalidad. Y como ya saben, la falta de seriedad es lo que me caracteriza.

sábado, noviembre 20, 2004

Mi Primer Autito

Cuando era chica, soñaba con ser corredora de Fórmula 1.

Claro, -pensarán ustedes- ¡Otra admiradora de Penélope Glamour! No lo niego. El Matchbox fucsia y amarillo con sombrilla haciendo juego, que descansa sobre mi escritorio, es testigo. Aunque mentiría si no confesara que mi estilo se asemeja más a Los Hermanos Macana. Pero no. Meteoro fué desde siempre mi ídolo absoluto.






Ya más grande, empecé a seguir las carreras los domingos. El McLaren de James Hunt; Nikki Lauda y su Ferrari; Fittipaldi con Lotus; Nelson Piquet, Brabham; Alan Jones, Williams; Tom Pryce; Gilles Villenueve; Jacques Laffite... Me fascinaban esos autos espectaculares, los trajes llenos de etiquetas y los cascos de marciano. También los corredores, aunque indefectiblemente terminaran todos haciéndose moco.

Nunca convencí a mis viejos de llevarme al autódromo. Por eso miraba la carrera por televisión y la última bajada de bandera me incitaba a salir rajando para el Sheraton, hospedaje de los conductores en Buenos Aires. Por lo menos los veía de cerca. En la puerta del hotel me topé por primera vez con Mario Andretti y obtuve su autógrafo. Años más tarde lo volvería a cruzar en el Grand Prix de Long Beach. Ya no corría, por supuesto. Pude comprobar la triste verdad: los campeones también pierden la memoria. A pesar de darle datos precisos de nuestro primer encuentro, no me recordaba.

También conocí, bajo circunstancias inesperadas, a Ricardo Zunino. Ese verano pasé mis vacaciones en Barreal, Provincia de San Juan. Teníamos reservaciones en el único hotel del lugar. Como la cuestión era olvidarnos de las comodidades de la gran ciudad, nos llamó la atención una casona a un par de cuadras, con paredes de adobe, pisos de barro y sin baños privados. Era una de esas construcciones donde todas las habitaciones desembocan a un jardín central, con una higuera en el medio. Nada se interponía entre las ventanas y el Valle de Calingasta. Nos mudamos inmediatamente, enterándonos más tarde que era propiedad del señor Zunino, el cual se encontraba descansando unos días en el lugar. Averigüé por qué nunca ganaba: la pachorra sanjuanina. Por lo menos me saqué el gusto de pasear en su Alfa Romeo y dar una interminable cabalgata en su compañía.

Con los años se fueron diluyendo las ganas de competir y acrecentando las de tener auto propio. Seamos sinceros, viviendo en Belgrano R, trabajando en Constitución y estudiando en Villa Domínico, tenía tantas combinaciones de trenes, subtes y colectivos para elegir, como días del año. No era aburrido sino desgastante.

Entonces me mudé a Los Angeles, donde el transporte público es casi inexistente. ¡Cómo me golpeó la realidad! Es que una sueña, pero olvida los detalles. El auto lo conseguí enseguida. Lo que no conté, es que para disfrutarlo:

  1. Hay que saber manejar.
  2. Hay que acordarse dónde se lo estaciona.
  3. No hay que dejar las llaves adentro y trabar la puerta.
  4. Y como mínimo: fijarse bien de que color es.







Aprendí a manejar con la camioneta del Hétor. ¿Necesitan más aclaraciones?

No fundí el motor, porque el Volgswagen es de fierro. Lo manejé 3 meses sin pasar de segunda “porque no quería ir rápido”. Rompí el pedal del embreague y seguí conduciendo sin arreglarlo, total los cambios entraban a la fuerza. Paraba en los semáforos en rojo en casos de extrema necesidad, ya que si frenaba, se detenía el motor y agotaba instantáneamente la batería. Desarrollé músculos de Popeye de tanto correr al lado del coche, con la puerta abierta y las manos al volante, hasta lograr la ignición...

Ni quieran saber el día que fui a ver “Danza con Lobos”. Después de 3 horas de película, ¡me habían robado a Herbie! Desesperada, subí y bajé varias veces el estacionamiento de 7 pisos que siempre uso cuando voy Santa Monica, para seguir comprobando que el auto no estaba. Llorando salí a la calle en busca de un teléfono público para llamar un taxi, cuando me acordé que por falta de lugar, lo había dejado en el parking de la otra cuadra...

Dejar la llave adentro nunca fue problema, tomé una práctica bárbara dando golpecitos suaves y en seguidilla al ventilete hasta que se abriera y con una percha de alambre subir la perilla hasta destrabar la puerta. Por el contrario, fue un problemón mayor tratar de abrir la puerta de un escarabajo gris, romper la llave en la cerradura y puteando al cielo descubrir que mi auto no era ese, sinó el blanquito estacionado en la vereda de enfrente.

En fin. He madurado y la experiencia me ha enseñado muchas cosas. Entre otras, que ya manejé bastante. Lo que ahora quiero es un chofer.






miércoles, noviembre 17, 2004

Y vos, ¿Cómo llegaste a Hollywood?

Es una pregunta que escucho bastante seguido, especialmente desde que empecé a conocer gente en todos los rincones del globo. Me la hicieron otra vez el sábado pasado. ¿Quieren saber que respondí?







Por esas cosas del destino, papá tiene una hermana en California desde hace 35 años.
Una suerte, porque la mujer es chifladísima. Digan que no me interesa darle fama, que sinó… Tendría material para diez No Blogs más! No viene al caso.

Cuando me aburrí de Argentina, ella estaba en Buenos Aires. En un ataque de torpeza, decidí ir a su casa por un tiempo, trabajar de cualquier cosa y juntar guita para radicarme algún día en Europa. Siempre quise vivir en Italia, pero sin conocer a nadie, no me animaba.

Viajé a Los Angeles en pleno invierno. Enferma. Un simple resfrío con otitis y fiebre. Mi tía, hipocondríaca como mi padre, me llevó directo del aeropuerto a la oficina de su médico en Santa Monica: un egipcio recibido en la Universidad de México, con quien antes ya había discutido la posibilidad de darme trabajo. Después de los antibióticos de rigor, ese calco de Omar Shariff me miró y me dijo: "Empezás la semana que viene". Así de fácil.

El doctor tenía dos clases de clientes: árabes y látinos. Sí, "clientes". El negocioestaba en trabajar con los abogados de esos “no pacientes” para sacar la mayor cantidad de dinero posible a las compañías de seguro, bajo el rubro "accidentes".

Un raspón en el guardabarros: tres meses de terapia de ultrasonido, rayos
infrarrojos, radiografías, un collar de yeso y diez frascos de Darvocet.
Un resbalón en el piso mojado del supermercado: el mismo tratamiento.

A veces la terapia requería tres visitas semanales en lugar de dos. O siete frascos de Darvocet en lugar de diez. Dependía del viento.

Demás está decir que los archivos de mis tíos, eran más gordos que la Enciclopedia Británica. Me olvidaba: la especialidad del egipcio, obstetricia.

Los “accidentados” se presentaban en el consultorio a sugerencia de sus leguleyos. La mayoría leía el diario por una hora, aunque alguna que otra vez aparecía un ñato con dolor de cuello. Trabajé ahí hasta el día en que el matasanos pretendió que la enfermera me enseñara a sacar sangre y dar los tratamientos con la lámpara infrarroja. Ese fue mi límite. ¡Cualquier cosa no es cualquier cosa!

En fín, lo dejé hablar hasta que terminó de explicar su plan magistral. Entonces agarré mi cartera y me fuí. Así tranquila. Quedándome sin trabajo y sin haber conseguido todavía papeles.

Digamos que trabajar ilegalmente bajo el nombre de mi tía y rellenar formularios que yo no firmaba, y por los que no recibía más paga que el sueldo de secretaria, no me parecía una estafa. Ya venía entrenadita de trabajar 5 años en negro en mi propio país y llevando contabilidad paralela para no darle el gusto a la DGI. Más bien lo vivía como
sentido de supervivencia. Pero como digo ahora: enough is enough!

Al domingo siguiente, acompañada por un amigo, me mandé al MacArthur Park a comprar un seguro social falso. Zona mafiosa si las hay, conseguí en una esquina y por
U$S 5 uno truchísimo pero con mi nombre. Tan berreta era, que daba vergüenza. Hoy en día en que me las rebusco en photoshop, tendría uno casero para dar envidia.

Por suerte encontré una fotocopiadora en sus últimos días y obtuve una copia llena de rayas y manchones. Si no mucho mejor que el original, al menos presentable.

Ahora tenía la confianza suficiente para salir a buscar un trabajo como la gente. Y como corresponde a mi persona, lo hice de la forma más caradura: a través de una agencia.

Ahí me tomaron los datos, un test de dactilografía y otro de matemáticas. Llegado el momento de mostrar el Social Security, tragué saliva y entregué la copia con los ojos cerrados. Necesitaban verificar con el original, que yo "convenientemente" había dejado en casa “por miedo a perderlo”. El muchacho del otro lado del escritorio, miró los resultados de los tests, dió vuelta la cabeza, corroboró que nadie lo vigilaba y selló a copia como aceptada.

¡Ni tiempo de llegar a casa tuve! Un mensaje esperaba en el contestador para presentarme al día siguiente a mi primera changuita: ir a archivar papeles a un lugar llamado The Post Group. No lo sabía en ese momento, pero resultó ser la compañía de Post Producción más antigua de Hollywood, la de más renombre y prestigio. La que pasada la semana y luego los tres meses, terminó "comprándome" a la agencia y me contrató sin pedir jamás mi documentación.

Allí conocí a Stephan y aprendí muchísimo sobre la industria del entretenimiento. Presencié el desarrollo de efectos especiales para muchas series de Universal y Paramount, como Quantum Leap, Max Headroom y Star Trek: Next Generation; videos de música como: Dire Straits: Money for Nothing (bueno, eso es anterior a mi época…), Michael Jackson: Black or White y MC Hammer, Too Legit to Quit. Y para películas como Ghost y Speed. ¡Hasta tuve la suerte de trabajar junto al único cuñado de Elvis! Jeff, hermano menor de Priscilla…

También fue The Post Group quien mantuvo mi puesto vacante, en mi espera, mientras conseguía la legalización después de casarme...

Fue en esos pasillos que me caí de culo al escuchar por los altoparlantes: “Prince, please call reception. Prince, please call reception”. Y ni amagué levantarme al verlo salir de la oficina de mi jefe con un enterito color turquesa con capa al tono.

¡Me fui por las ramas! Realmente llegué a Hollywood de pedo y podría haberlo sintetizado en esas 5 palabras.

Pero hoy me agarraron verborrágica.

domingo, noviembre 14, 2004

Cómo bloguear arruinó mi vida…



Ya casi no leo otra cosa que no sean blogs. Es mínimo el tiempo que paso alejada de una PC. Hasta podría decir que los blogs me persiguen. Miren sinó: el único momento en que me detengo a leer una revista, es durante los breves intervalos que tomo para ir al baño. El otro día agarré la Utne en el trabajo y ahí caí en la cuenta que ya no existe camino de regreso…







En la tapa y con letras amarillas estaba el título “How Blogging Ruined My Life”. Sin perder tiempo salté a la página 90, con curiosidad por saber lo que me depara el destino. Grande fue mi sorpresa al encontrar que el artículo había sido redactado por Whitney Pastorek, editora de una revista literaria de Queens, quien, absurdamente, NO TIENE BLOG!


Aquí les dejo mi interpretación de sus palabras:


Existen cantidades numerosas de blogs administrados desde los dormitorios de sus dueños. En esos blogs, es más probable aprender sobre las costumbres que tienen los ventiañeros a alcoholizarse, que encontrar noticias sobre los movimientos culturales del momento. Los bloguers de este nivel son todos amigos, y se la pasan constantemente intercambiando links, haciendo posible que uno recorra la web al estilo de Tigger en el Bosque de los 100 Acres: saltando en círculos todo el día.


No lo sé porque sea bloguer, sino porque todos mis amigos lo son. Está todo mal…

Mientras mucho se ha dicho sobre las implicancias culturales de la Blogósfera, no creo que se haya, hasta el momento, hablado abierta y honestamente sobre los efectos que ésta tiene en la existencia diaria de los adultos sin blog que todavía habitan este mundo.

1.- Ya nadie va a ningún lado.

Hubo un tiempo en el que inocentemente creí que la llegada del E-vite (invitación online) marcaba la desaparición de las formalidades sociales. Pero ahora es peor. No es necesario que la gente se presente a funciones sociales, siempre y cuando sea dueña de un blog. Por ejemplo, si invito a mis amigos a la presentación de mi último libro y nadie aparece, los llamo para decirles cómo los extrañe. Invariablemente me contestan: “¡Pero si te puse un link! ¿No lo viste?” Como si fuera mejor que haber ido personalmente.

2.- Ya nadie cuenta nada.

En los viejos tiempos nos reuníamos con los amigos a charlar sobre nuestras vidas y todos los problemas se resolvían alrededor de una mesa, con camaradería y un par de cervezas. Pero ahora mis amigos tienen blog. No me cuentan ni las cosas más estúpidas, como “me corté el pelo” o “se me incendió la casa”, porque asumen que ya lo habré leído en alguno de sus posts.

3.- Ya nadie se pelea.

Si algo le cayó mal a un amigo, raramente me entero y nunca tengo oportunidad de arreglar las cosas. Me doy cuenta por el solo echo de levantarme una mañana y encontrar que en su blog ha desaparecido el link a mi revista literaria. Y mi mundo se hace pedazos…

4.- Ya nadie te invita a sus reuniones.

Los bloguers solo se reúnen con otros bloguers. Secretamente, a modo de investigación, he ido a un par de esas fiestas, para comprobar que solo se habla en líneas “blogosféricas”: todos los temas se refieren a cómo mantener un blog, qué blogs tienen más categoría o cómo bloguear eficientemente.

5.- Se ha creado un nuevo sistema de castas blogueras.

(aquí esta mujer se refiere específicamente a los blogs neoyorkinos, pero puede fácilmente transladarse el concepto a los blogs de bitácoras.com vs blogspot.com por ejemplo. O el ranking de blogs de acuerdo al número de visitas diarias. Ustedes me entienden)

6.- En resumen, los blogs han arruinado mi vida.

A esta altura, tengo todo mi trabajo atrasado. No duermo ni como lo suficiente. Ni siquiera me dedico a las cosas que realmente me interesan, porque es imperativo que cada mañana revise cada uno de los blogs de mis amigos (posts y todos los comentarios), así me entero sobre las vidas de la gente que quiero.

Además, debo hacer una búsqueda diaria en google de mi propio nombre, para saber ¡Qué es lo que la gente opina sobre mí! Un emprendimiento denigrante y capaz de destruir aún los más mínimos bosquejos de autoestima, si llego a leer de alguien que acudió a la presentación de mi libro y no le gustó, o algún otro que haya subido alguna foto comprometedora de mi persona, obviamente adquirida sin mi permiso y con un teléfono celular…

¡Por favor escuchen! No tendré blog, pero existo. Soy una persona buena, quiero a mis amigos y mis opiniones tienen mérito. Los bloguers no me controlan, se controlan entre ellos y una cantidad masiva de ancho de banda, que no es más que un invento de las compañias de web-hosting para sacarnos más dinero.

Y no es paranoia. ¿O no “googleaste” tu nombre hoy?

jueves, noviembre 11, 2004

Mi Luna de Miel

Ya se han terminado las pruebas de casting. Se han lucido; estoy contentísima con el grado de compromiso que he recibido de todos ustedes. Un aplauso especial para Mercedes, que interpretó a la más dulce de las Mamás Musa.


Mientras nuestro director se decide por el elenco final, voy a seguir narrando mis experiencias de vida.


Quien dice que en el futuro, no necesitemos material para un pre-sequel...




Después del despelote creado en Iguazú para que nos casaran, llegamos al Aeroparque Jorge Newbery justito a tiempo para que mi padre llevara a los recién casados a la embajada de los Estados Unidos.


Ese fue el día en que mi esposo comprendió que los norteamericanos no son tan importantes como se creen. Ante la furia de Stephan y por más que repitió hasta el cansancio “I’m an American citizen”, la embajada estaba cerrada y el cónsul no lo atendió.


Los pasajes de regreso estaban fechados para el día siguiente, 10 de enero, y yo con un pasaporte flamante, pero sin visa. (Otro día les tengo que contar la historia de mis pasaportes, por Dios! Tengo más que James Bond, aunque todos con el mismo nombre...)


Así que Stephan regresó solo. Me quedé para volver a hacer el trámite de la embajada y viajar durante la semana.



Una semana que duró dos meses. dos meses dedicados a varias cosas:



1) Llamar a mi empleador y confesar teléfonicamente que durante los últimos tres años habían contratado a una ilegal; que necesitaba una carta donde establecieran que era la mejor empleada del siglo (no existía internet, en esa época realmente trabajaba); y que me guardaran el puesto por un tiempito hasta que pudiera desatar las riendas que me ataban a la Argentina.



2) Visitar amigos y salir con ex–novios. Y pedir a mi flamante esposo que subvencionara las salidas.



3) Jugar un campeonato, por el título universal, de Hinchapelotismo con mi padre.



4) Dar instrucciones precisas a mi maridito de donde poner cada una de mis pertenencias en su departamento. (Solito me mudó de la casa de soltera y en la mudanza, el desconsiderado, me rompió un vaso. ¡No me quiero acordar!)



5) Llorar por teléfono, larga distancia, todas las noches. (Rabino te callás!!)



6) Planear mi Luna de Miel.





Obviamente, de todas mis ocupaciones, la del punto 6 fue la más fácil. Lejos!



¿Qué mujer no sueña con una luna de miel inolvidable?

¿Quién no quiere enmarcar semejante ocasión con los paisajes más esplendorosos, sentirse centro del universo, ser la mujer más dichosa, envidiada, hermosa y feliz del planeta?

Yo, seguro.



Con esas pautas, llegué a la rápida conclusión que, a la Luna de Miel perfecta, se va sin el marido. Y si es posible, en un tour lleno de jubilados. La forma más efectiva de resaltar la juventud, aunque venga en descenso.






Tuve mucha suerte, la madre de mi amiga se había anotado en un viaje a Chubut auspiciado por PAMI y ¡Nos colamos las dos!



¡Cómo disfruté el viaje!


Visité la península de Valdés para aprender sobre focas y lobos marinos.


Caminé entre los pingüinos magallánicos, ligándome un picotazo en la pierna de parte de uno que se olvidó de leer el cartel advirtiendo la prohibición del contacto con humanos...


Buceé aunque el traje me quedara rídiculo. (Por otro lado, el tanque de oxígeno me ayudó a disimularme entre los miembros del tour de edad más avanzada...)




Ni siquiera me importó que los peces de la zona huyeran, hasta alcanzar el fin de la plataforma submarina, con tal de no ver semejante esperpento...




Tomé el té de las cinco en una casona Galesa en Gaiman, con unos scones caseros para chuparse los dedos.



Paseé por las playas de Puerto Madryn en mi diminuto traje de baño rosado, para admiración de los choferes del micro y el guía de turismo y varios ataques cardíacos en los compañeros de viaje.



Hasta festejé mi cumpleaños en medio de la ruta, dentro del autobús!



No piensen que me olvidé de Stephan. En absoluto! Hacía revelar las fotos en esas casas de tardan 1 hora, y se las enviaba rapidito. Así observaba lo bien que la estaba pasando y se despejaba un poco de tanto abogado de inmigraciones, gobernadores de no se donde y algún que otro "coyote" con los que se contactaba constantemente preparando un plan B, en caso que la embajada hubiese perdido mi archivo. Así de bondadosa soy, para que lo voy a ocultar.



El último día, en Puerto Pirámide (y como un servicio a la comunidad de gerontes que nos soportaron por 10 días) nos tiramos en la arena con mi amiga, haciéndonos pasar por un par de ballenas, que en la fecha del viaje estaban fuera de temporada.





De regreso a Buenos Aires, los días ya no se hacían tan pesados.

En Marzo, Stephan volvió en un viaje relámpago para pasar su cumpleaños conmigo y darme una sorpresa: los trámites estaban finalizados y mi pasaje de regreso estaba fechado 18 de marzo de 1992.






Aquí estoy el día 17, en una galería de la calle Florida, comprando los últimos souvenirs y un libro sobre las esculturas de Buenos Aires para mi esposo.

Momentos más tarde, se desvanecía esa sonrisa. Lo que en principio confundí con un sismo, acostumbrada a los temblores en Los Angeles, y luego se convirtió en rumor de un accidente de subte,terminó siendo el atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires.



No puedo terminar de explicar la impotencia, rabia, dolor que sentí ese instante. Ni tampoco el sentimiento de alivio, de estar convencida que ya era tiempo de volver a casa.

sábado, noviembre 06, 2004

SEGUNDO LLAMADO DE CASTING!!!

Les cuento.



El viernes me reuní con el Director hasta altas horas de la noche. Como viene la mano por el momento, el único que tiene el papel asegurado es Interior. Y eso porque la promesa de "hacer más de lo que tu esposo de verdad hace" no es algo para andar pasando por alto...



Así y todo, y después de analizar detenidamente cada uno de los personajes, concurrimos en que talento entre los participantes hay y de sobra. Y como ya están definidas las características de cada rol, queremos que ustedes tomen la pelota y corran con ella hasta donde puedan.



Según los resultados del test de la semana pasada, y las sugerencias de la asistente de casting (en negritas), estos son los participantes que mejor dan el tipo buscado de cada personaje:



Papá Musa = Rabino, Mentecato, Mercedes, Pattyce


Mamá Musa = Rabino, Duda Desnuda,Mercedes, Interior, Guty


Tía Dora = elteta, Pattyce, Ginger, Ana Laura, Guty, Pk Tin


El Hétor = ElAngelGris, Ana Laura


La Esposa del Hétor = Mercedes, Amelie


Amigo Adoptado = Mentecato, elteta, Rabino


Adriana = Pattyce, LaSole


El Cuñado Rubén = Mentecato, elteta, Verito, Pattyce, Toro


Verito = Rabino, Verito, Pk Tin


Eze = Rabino, elteta, Pk Tin


Stephan = Mentecato, elteta, Verito, Interior


PatoMusa = Mentecato, Amelie, Toro, PatoMusa, Guty


Tira de Asado, Chorizo Criollo y prestador de parrilla = Guty


Beto = Ginger



Cómo pueden apreciar, todos son versátiles y NO HAY NADA DEFINIDO!!!



Esta es la idea:

Hacer un ejercicio de IMPROVISACION! y TODOS pueden participar en TODOS LOS PERSONAJES QUE QUIERAN (la lista preliminar, es solo una guía, aunque tu nombre no aparezca también podés improvisar)



Cada hora se improvisa a un personaje diferente, para ello fijate la hora en el reloj provisto para el caso y ubicá cual es el personaje que se audiciona en ese momento y dejá un comentario con una o varias lineas ACTUANDO EN EL ROL PERTINENTE, ¿Se entiende?



Ejemplo: Si se está improvisando a "El Hétor" un buen actor dirá frases como "Soy un genio, nunca me equivoco, con razón todos me envidian!" uno malísimo en cambio, se mandaría algo así: "Ojalá fuera como vos, a mi todo me sale mal..."





A continuación, los horarios (am o pm):



1:00 a 2:30 PatoMusa


2:30 a 3:15 Mamá Musa


3:15 a 3:45 Tía Dora


3:45 a 6:30 El Hétor


6:30 a 7:00 La Esposa del Hétor


7:00 a 7:15 Amigo Adoptado


7:15 a 7:30 Adriana


7:30 a 7:45 El Cuñado Rubén


7:45 a 8:45 Verito


8:45 a 9:00 Eze


9:00 a 10:15 Stephan


10:15 a 1:00 Papá Musa




No les deseo suerte, que es yeta!



(si necesitan refrescar las características, lean esto

martes, noviembre 02, 2004

Los premiados pasen por la oficina de Casting!

ULTIMO MOMENTO

Gracias a nuestro Director ya tenemos el
AFICHE DE LA PELICULA. ¿No es una pinturita?

Gracias, Bernardo!!!


El concurso estuvo muy peleado. Una vez elegidos los finalistas, seguí las elecciones bien de cerca:

Hasta el viernes a la noche Ganaba Gatúbela en la sección femenina, pisándole los talones venían La Gioconda y Lucy Ricardo. Se preveía un final fotográfico. El sábado por la mañana La Gioconda tomaba un primer puesto, dejando bastante atrás a Gatúbela y Lucy



Entre los masculinos: Toro de America, La Princesa Muerta, El Papa Rabino y Elteta Barbie se repartían los votos con ecuanimidad, sin aparecer un favorito… Sábado a la mañana, Elteta Barbie se acredita un voto de ventaja, muy poco para asegurarse la victoria, pero lo suficiente para sentirse ganador…



En el premio consuelo, Interior Morrison a la punta. Interior viejo y peludo!!! Vamos todavía. Reivindicándose estaba, por la caída sufrida en las preliminares…



Tranquila me fui a la peluquería. Cuando volví (más hermosa que nunca) para cerrar las urnas: el pandemónium!

Rabino puntero absoluto en ambas categorías (masculinos y consuelo) y yo, la organizadora, ganadora del rubro femenino con mi hermanita Vero a un voto de diferencia! Hice un rápido recuento de votos, posteé los resultados finales y salí a cenar con la familia.



Domingo a la mañana recibí la carta documento enviada por los abogados de Verito acusándome de fraude. No entiendo nada. Que los comicios fueron cerrados antes de la hora estipulada… que los últimos cinco votos (revirtiendo el resultado) fueron ignorados adrede…Que me comploté con Rabino para salir ganadores… Que Guty está de testigo...



ES TODO MENTIRA!!!!


Aunque fuese verdad poco importa, el premio prometido ha sido cancelado.



Me da pena decirlo pero ninguno de los actores que tenía apalabrados siguió interesado después de leer el guión. A excepción de Nicole Kidman, que últimamente agarra viaje con cualquier cosa. Incluso Quentin, empecinado con que mi guión debería ser una comedia, con la familia pereciendo masacrada en manos de mi padre, interpretado por Harvey Keitel. No entendió el Quentin: el picnic es un drama. UN DRAMA. Con muchas lágrimas pero nada de sangre. En fin, lo mandé a que insistiera con eso de dirigir la próxima de James Bond y me quedé sin director también…



No se asusten que el proyecto no ha sido “enlatado”. Lo debí modificar un poco, pero una tarde de rollerblading me despejó las ideas:



Bernado, el hombre de las diez personalidades, cien caras, mil talentos, queda como ganador absoluto del concurso y es declarado DIRECTOR de la película.



Rabino, ganador en las categorías “Mejor Disfraz Masculino” y “Premio consuelo”, puede quedarse con la Sotana provista para “El Papa” y elige el papel protagónico que desee sin necesidad de presentarse a la audición.



Verito, hasta que no retire la demanda, debe devolver La Gioconda al Louvre y conformarse con representarse a ella misma en el film.



PatoMusa, cede el primer premio en la categoría “Mejor Disfraz Femenino” a Corsicarsa, si este no lo toma a mal, por supuesto. Corsi tiene la opción de representar el papel de PatoMusa o anotarse en las audiciones por algún otro rol menos interesante.



Interior y elteta, lamento en el alma que no hayan obtenido el premio que merecían. Les otorgo en cambio el derecho a menospreciar a Rabino por ser jóven, audaz y poseer bastantes más admiradoras que ustedes. Pasen por las audiciones abiertas que hay roles que les vienen como anillo al dedo.



A los demás: Felicitaciones por un trabajo bien hecho, todos merecen un premio y han ganado la oportunidad de participar en la película.

Léan y respondan el siguiente test con cuidado, para saber a que personaje de mi familia se asemejan. (En breve indicaré las fechas de las audiciones correspondientes).




A) Cuando organiza o es invitado a un asado, usted llega:



Temprano (3)

Tarde (9)

Dos días después (10)

Nunca lo invitan (11)



B) A la hora de preparar un asado ud se considera:



Inútil pero lo prepara igual (8)

Completamente inútil (6)

El mejor asador del mundo (9)

Qué es un asado? (2)



C) Ante un percance usted:



Empieza a los gritos pelados (1)

Llora y le echa la culpa a sus hermanas (7)

Nunca se entera (5)



D) Los platos del asado se lavan:


Antes de terminar de comer (10)

Al día siguiente, si hay tiempo (2)

Se tiran (5)

Los lava la máquina (1)

No usa platos (9)



E) En una discusión usted:


Tiene siempre razón porque es el más vivo (9)

Tiene siempre razón porque los demás son idiotas (1)

Tiene siempre razón porque grita más fuerte (3)

Su marido tiene siempre razón (10)

Siempre termina dándole la razón a su esposa (2)

Tiene siempre razón porque sí (12)

Nunca discute (4)

Respondería la pregunta, si su novia lo dejara (6)



F) Su programa favorito de TV es:


Teletubies (11)

Utilísima (12)

Escucharse hablar a usted mismo es mejor que cualquier programa (10)

Cualquiera, total se queda dormido (3)

Cualquiera que mantenga a la familia en silencio (5)


G) En el medio de una reunión usted piensa:


Todos se confabulan para desacreditar a mi marido (5)

Son todos imbéciles, ojalá fueran como yo (9)

Si la hubiera organizado yo, esto sí sería flor de reunión (1)

De qué estarán hablando? (2)

Cuando se termine de limpiar la boca, a esa le arranco la servilleta y la doblo con 8 pliegues en forma de kimono (12)

Qué se maten entre ellos, yo no me meto más (4)

Por qué no serán mudos ellos o yo sorda? (5)

Como habrá salido el rojo? (8)

No piensa (6)

Se queja de varias enfermedades (3)

Me hubiera quedado durmiendo (10)


Cada número representa a un rol de la película, para poder presentarse a la audición, identifíquen el número de personaje que mejor les salga y dejen un comentario. Suerte!

lunes, noviembre 01, 2004

Picnic en Familia

Es difícil explicar la alegría que sentí hace unos años, cuando me enteré que se casaba mi hermana. Hasta ese momento, todos centraban los consabidos chistes familiares en mi esposo, que a decir verdad no se destaca especialmente en nada y la única proeza es la de haberse casado conmigo, que no es decir poco.

Pero por fín había llegado otro, un miembro más nuevito y si es posible, más inútil todavía: mi cuñado Rubén.


Esta historia del picnic, hace un recuento del día en que Rubén perdió la oportunidad de ceder la antorcha y pasar a ser miembro definitivo de la familia.







Mi hermano “Hetor”, el de las ideas geniales, tuvo la ocurrencia de organizar un asado para celebrar mi aniversario de casada.



Primer acto – La invitación


Hétor – Hagamos un picnic en Lobos, es lo mejor de lo mejor. ¡Cómo Yo!

Esposa de Hétor – No, cómo vos no. Vos sos el mejor, siempre tenés razón, siempre.

Hétor – Ya sé.

Papá Musa – ¡Uy, no! Otra vez me hacen manejar hasta Lobos, ¡con el dolor de espalda que tengo! MABEL!!!! Haceme un masaje. DORA!!!! Preparame un tecito. VERO!!!!! Apagá la televisión que me duele la cabeza. ADRIANA!!! Andá llamando a la funeraria por si me muero…

Mabel, Mamá Musa – Sí querido.

Dora, suegra de Ginger – Recién termino de lavar los platos por tercera vez, esperá que los lavo de nuevo y después te atiendo.

Adriana – Dejen de criticar a mi marido, qué será un inútil pero estaba casi disponible…

Rubén - mmmmmmmmm

Vero – (piensa, nunca habla) Seguro que soy adoptada…




Hétor habló hermosuras de la laguna de Lobos y la vendió como el lugar perfecto para la ocación. Se hicieron los arreglos: sería el domingo. El sábado ya estábamos comprometidos a una fiesta en Cañuelas y nos quedaríamos a dormir por ahí, en un hotel a mitad de camino.



Estaba todo organizado: la familia, que somos un montón, se dividiría para viajar en dos camionetas: 12 personas en una... 3 en la otra, la de mi hermano “Hetor”. (Para los que leyeron mis viejos posts, mi hermano es una versión empeorada de mi papá: hincha pelotas y para colmo fanfarrón!)



Mi padre, con todos los acompañantes, cumplió su palabra: pasarnos a buscar a los chicos, mi esposo y a mí al hotel de madrugada, y llevarnos al encuentro con mi hermano, la esposa, un amigo adoptado de ellos y los 20 kilos de asado, chorizos, mollejas y demás.



Segundo acto – En camino


PatoMusa – Faltan 2 minutos para las 7 y todavía no llegaron a buscarnos. Capaz que se perdieron y nos dejan plantados acá en Cañuelas…

Stephan – What did you say?

Jonathan y Clarissa – Maaaá!!! El baño tiene 4 jabones! Uno para cada uno! Este hotel es de lujo!!!

Stephan – What did they say?

Papá Musa – Son las 7 en punto. No sabés lo que me costó subir a todos a la camioneta. ¡Total para qué! si tu hermano hasta el mediodía no va a aparecer. ¿Tenés una buscapina?

PatoMusa – Desayunemos en abundancia entonces, si el tarado no aparece a tiempo por lo menos vayamos bien comidos…

Dora – ¿Puedo subir a la habitación? Quiero chequear que el baño esté limpio y que hayan acomodado bien las toallas…

Mabel – ¡Ay! Vero, digo Adri, digo Dora… me olvidé que iba a decir…

Adriana – Seguro algo en contra de mi marido.



(ya todos apretujados en la camioneta)


Vero – Este es Ezequiel

Rubén - mmmmmmm

Stephan – What did she say?

PatoMusa – Pobrecito. Andá sabiendo que en esta familia somos todos idiotas. Menos yo, claro. Igual esperá que lo conozcas al Hétor, si aparece… Jajaja.

Adriana – No sé para que vinimos, seguro que lo toman a mi marido de punto todo el día.

Papá Musa – MABEL!!!! Me agarró la taquicardia….

Dora – Manejá con cuidado que se me caen los dientes!

Mabel – Un gusto en conocerte Maxi!



Llegamos a Lobos temprano y ya no había espacio ni parrillas disponibles, pero mi hermanito y la carne todavía brillaban por su ausencia, tal lo habíamos sospechado los que conocemos al “Hétor”.



Agobiados de calor, casí lo linchamos cuando apareció al mediodía.



Tercer acto – Llegada a Lobos


Papá Musa – ¡Uy! Esto está llenísimo. ¡Me agarra la claustrofobia! ¿Dónde está el mogo de mi hijo?

PatoMusa – Si el picnic lo organizaba yo, me venía a reservar la mejor mesa desde la noche anterior. Eso porque soy inteligente…

Adriana – ¡No le tirés indirectas a mi marido!

Dora – Ni la escoba trajimos, sino barría un poco la calle mientras esperamos…

Mabel – Beto…digo Rubén… digo Maxi… Bueno, alguien… ¡ahí llegaron!

Hétor – ¡Soy el mejor! Llegamos rapidísimo, ¡no paré en ningún semáforo! ¿Cómo, no agarraron ninguna mesa? ¿Son tontos ustedes?

Esposa del Hétor – Sí, es re-temprano, tendríamos que haber dormido 6 horas más…

Verito – (siempre sin hablar) ¡Qué manga de pelotudos!

Eze - ¿Por qué no me dijiste que tu papá y tu hermano eran tan grandotes?

Papá Musa – ¡Dénme un sanguche que me viene la lipotimia!

Stephan – What did he say?



Después del intercambio usual de insultos, decidimos seguir camino y buscar dónde instalarnos para el asadito prometido. Difícil tarea. Ni un mísero lugar y nosotros sin parrilla!



Por fín, a 20 km al sur de Lobos y al lado de la ruta, encontramos una mesa con un par de bancos de cemento y la estructura de lo que alguna vez fue la alegría de otros picnics familiares alimentados con choripanes jugosos...



Dejamos a mi hermano guardando el lugarcito como si fuera el paraíso, mientras el resto de la mafia tratábamos de conseguir algo que nos sirviera para asar la carne.
Resultó un trabajo bastante engorroso por ser domingo y estar todo cerrado. A 50 km al norte de Lobos apareció una estación de servicio con un local abierto, pero después de comprar algunas bebidas frías (y descubrir que el baño de la estación tenía bidet) seguíamos sin nada que se asemejara a la añorada parrilla.



Mi padre, con su inspiración de Musa, sacó un as de la manga: empezar a golpear puerta por puerta. Algún gaucho se apiadaría y nos prestaría algo: la reja de una ventana vieja, el alambre de un colchón en desuso, la alcantarilla... cualquier cosa sería bienvenida a esta altura.



¿Pueden creer que todavía existe gente amable?



En efecto, un señor le prestó, con la condición de tenerla de vuelta, su orgullo de asador: un pedazo de fierro enrejado que conformaba una enorme rejilla vieja y oxidada, pero querida como una reliquia. Salimos corriendo sin dar tiempo a que se arrepienta, y 70 kms más tarde volvíamos al lugar del picnic.



3 de la tarde, ciegos de hambre, el carbón encendido y el asador en su lugar, empezamos a sacar la carne y nos dimos cuenta que... ¡nadie había llevado sal!



El único sin putear era mi esposo, que no entendía la bataola y se dedicaba a remontar barriletes con los nenes, única diversión para los chicos en ese metro cuadrado de yuyos, lleno de mosquitos y con el olor a bosta del ganado pastando al otro lado del cerco.



A decir verdad, los barriletes eran hermosos, hechos a mano, con los nombres de cada uno de los tres sobrinos en letras de colores, y resultó ser la razón por la que el “Hetor” se pasó la noche sin dormir y la mañana sin despertar...



Lástima que ni el viento ayudó ese día, las cometas no tomaban altura y eran llevadas hacía el otro lado de la ruta. Una llegó a Mar del Plata, con el micro de larga distacia que se la llevó por delante.





A esta altura, los grandes, famélicos, devorábamos un asado crudo, chamuscado por fuera y sin sal; los chicos lloraban por los barriletes perdidos; mi viejo trataba de limpiar y guardar el pedazo de hierro (todavía candente) en la camioneta, para devolverlo antes de la medianoche y en general, todos no dejábamos de recordarle a Rubén que era peor para hacer asados que para cualquier otra cosa que ya sabíamos hacía mal.



También le tomábamos el pelo a Eze, el novio fresquito de mi hermana menor Verito, quien tuvo la felíz ocurrencia de presentarlo en público, por primera vez ¡en este desastre de picnic familiar! Eze, a quién mi madre, sin mala intención, bautizó Maxi para la posteridad.



Cuarto acto – El asado


Hétor – ¡Soy un capo! Ví esta mesita en el medio de la ruta ¡desde 5km de distancia!

Esposa del Hétor – Sí, sos un genio, si no fuera por vos no sé que haríamos.

Amigo adoptado del Hétor y la esposa – Yo me voy a jugar al pavimento, en el pasto hay bichos y me pican las piernitas.

Hétor – (dándole un coscorrón) No seas salame, aprendé de mí que para eso te traigo. ¿Quién hace el asado?

Adriana – A mi marido ni lo miren…

Rubén – mmmmm…. ¿Cómo habrá salido Independiente?

PatoMusa – En Hollywood te llevan preso si te ven con niños tan cerca de la ruta y sin correas. Es negligente…

Stephan – Yes, Hollywood!

Dora – ¿A dónde lavamos los platos?

Papá Musa – Adriana, tu marido hace el peor asado del mundo. ¿Me quiere matar? ¡Me sube la presión! Quedate acá al lado y cerrame los ojitos si me muero…

Adriana - ¿Para qué me casé?

Verito (sigue sin abrir la boca) por qué no me quede en casa viendo la final de gran hermano!

Los chicos al unísono - ¡Buaaaa! Se fe badilete, ¡BUAAAAA!!!

Papá Musa - ¿Quién se olvidó la sal? Si no fuera diabético, le pondría azúcar aunque sea, para que tenga gusto a algo esta carne cruda y carbonizada…

Hétor – ¿Tengo qué estar en todo, siempre?

Esposa del Hétor - Hétor tiene razón, no sirvo para nada. Soy una inútil. El es perfecto. Me tendría que haber quedado en casa durmiendo…

PatoMusa – A mi esto no me hubiera pasado. Soy detallista, precavida y ordenada. Pero claro, mi coeficiente intelectual siempre fue 140 puntos más alto que el del Hétor…

Stephan - That's what you say...



Llegado el momento de devolver la parrilla, las mujeres decidimos ir con papá, no para acompañarlo, sino para utilizar el baño de la estación de servicio. 6 mujeres a punto de explotar y aguantando silenciosas 70 km...



Aliviadas y dispuestas a retornar, el viejo seguía sin aparecer. 10 minutos, 20, media hora y recién ahí se asoma, caminando panchísimo: lo habían convidado con mate y facturas y ¡cómo los iba a despreciar!



Volvimos para la hora del postre (en algún lugar del mundo, ahí ya era hora de cenar). Mis dos hermanas, aficionadas a la repostería, habían preparado y decorado con esmero ¡un pastel de aniversario riquísimo! El mismo que yo, durante el trayecto y sin esmerarme demasiado, aplasté repetidas veces al sentarme encima de la caja en la que venía “resguardado”.



Quinto Acto - Escena final (cámara comienza el zoom out con un primerísimo primer plano de Mamá Musa, para terminar en la vastedad de la pampa húmeda)

Mamá Musa - ¡Qué lindo salió todo! ¡Qué rico el asado! ¡Qué buen chico el Maxi! ¡Qué picnics organiza el Hétor!



Si le hubiese cedido el honor de asador a Ezequiel, Rubén, en lugar de comerse la mayor parte de los insultos, los que no fueron dirijidos al “Hétor”, hubiese participado en las infinitas referencias a los aritos y tatuajes de Eze. Pero no...



No importa, a mi esposo, por suerte, lo dejaron tranquilo...



(los diálogos fueron escritos en colaboración con Verito, via msn)